Ortopedia para farmacia
Un servicio cada vez más accesible
Con el paso del tiempo, desde la farmacia nos hemos acostumbrado a concebir la ortopedia como una variante adicional de la propia oficina de farmacia, asociándola a unos estudios suplementarios para conseguir la titulación necesaria y ubicándola en zonas específicas donde pueda resultar positiva su instalación.
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Ubicación estratégica
La ubicación del establecimiento cerca de los centros sanitarios5 para que los clientes que necesiten alguno de los productos ortopédicos los encuentren nada más salir del centro puede ser un elemento clave en la rentabilidad del servicio, y por supuesto uno de los factores más importantes a la hora de plantearse la implantación.
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Selección de producto
Los productos que se exponen son elementos que comunican al cliente lo que ofrece el establecimiento. Es importante prestarles atención, además de renovarlos asiduamente.
El local debe dar una imagen adecuada para que el cliente se sienta a gusto y atraído.
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Equipo formado
Todo el equipo debe estar formado sobre el servicio que vamos a ofrecer, además de motivado a la hora de gestionar el trato con el paciente para guiarlo adecuadamente. Una motivación por objetivos puede ser una buena táctica para disponer del ánimo necesario entre el equipo y lograr una buena promoción de los servicios de ortopedia de la farmacia.
¿Qué implica la ortopedia en la farmacia?
Una ortopedia, en su definición legal, es un establecimiento sanitario donde, bajo la dirección técnica de personal con la titulación oficial, se lleva a cabo la dispensación (con adaptación individualizada al paciente) de productos sanitarios de ortopedia considerados como prótesis u ortesis, así como de todas aquellas ayudas técnicas destinadas a paliar la pérdida de autonomía o funcionalidad o la capacidad física de las personas usuarias.
Desde hace un tiempo, estamos viendo que hay ciertas dudas respecto a qué campo es el que abarca una ortopedia y hasta dónde llega una farmacia-ortopedia. De acuerdo con la legislación vigente, aquellos farmacéuticos que deseen ejercer la ortopedia deberán realizar unos cursos de especialización de más de 200 horas y cumplir una serie de requisitos, entre ellos el de disponer de unas instalaciones adecuadas para poder garantizar la calidad de la adaptación y la fabricación de los productos ortoprotésicos.
Estas instalaciones se justifican por el hecho de que el ejercicio de la ortopedia conlleva la toma de medidas y moldes, así como la realización de pruebas y comprobaciones sobre el paciente. Además, hay que indicar que el concepto de adaptación es muy importante en ortopedia, ya que los artículos ortoprotésicos deben adaptarse a cada paciente teniendo en cuenta sus propias características anatómicas y patológicas.
Pero ¿y si descubrimos que un farmacéutico con una formación adecuada sobre la materia y con una idea clara sobre su rol (para no suplantar competencias específicas del profesional técnico de ortopedia) puede fomentar un servicio dentro de la oficina de farmacia y ayudar a sus pacientes?
La oficina de farmacia puede ofrecer dos tipos de productos ortopédicos: técnicos o de ortopedia menor. Los productos técnicos son aquellos adaptados, personalizados para cada persona según sus necesidades. Para la venta de productos técnicos se requiere una titulación específica en técnico de ortopedia. Sin embargo, la gran mayoría de los productos ortopédicos que se ofrecen desde las farmacias son de ortopedia menor.
La ortopedia es más que una categoría en la farmacia: es un servicio especializado que requiere una dedicación y un espacio diferenciado del resto, en el que el paciente pueda encontrar asesoramiento y soluciones que le faciliten la realización de las actividades de la vida diaria. El mayor envejecimiento de la población y la mayor esperanza de vida hacen que, cada vez más a menudo, se lleven a cabo intervenciones de prótesis de cadera, rodilla, etc., de modo que tendremos a más pacientes que necesitarán solucionar problemas relacionados con la movilidad.
